Me traslado a otro mundo en el que todo
es posible, que su sonrisa y la mía despierten juntas, que el tiempo
no se escape, que el momento no pase, que el fuego nunca se apague.
Podremos pintar el mundo con lápices de colores sin usar el negro ni
el gris, estando a oscuras en tu cuarto sin recordar lo que en vida
te hace sufrir. Allí el odio no existe, y tu sombra es libre, dónde
con solo quererlo tienes un viaje a la Luna para dos. De un mundo
gris por el asfalto a un mundo rosa a través de tus ojos. Sígueme a
este mundo y te prometo que las lágrimas no existirán para
nosotros, que las palabras no harán falta, donde el miedo no es más
que un mal sueño. Tendremos alas para poder volar y ver lo bello del
mundo, comiendo nubes con sabor a algodón de azúcar. Pero sin tu
presencia, este mundo se convierte en pesadilla.
Uno, dos, tres, despierta.