miércoles, 3 de julio de 2013

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Melodías tristes resuenan en mis oídos, tras saber de la última campanada que la Luna de, ya no habrá quien ilumine a aquel chico que no puede dormir, a aquel joven que acaba de salir y se va de fiesta, a aquellos enamorados que juegan a quererse bajo su tenue brillo, a aquellos que una vez fueron amigos y que ahora se ven y no se conocen.
Esto es un llamamiento a aquel asesino al que el hombre ha llamado Tiempo, que no solo quita la vida a los hombres y mujeres, sino que también acaba matando las ilusiones y esperanzas, penas incluso, y también alegrías. Cuando una lágrima resbala por la mejilla el mismo Tiempo para a observar como cae desde la barbilla del alma desconsolada hasta el suelo.